Crisis de tuberculosis y las otras crisis de salud, vienen de lejos: el doctor Narro no me dejará mentir
Written by AdminFiesta on 9 febrero, 2020
Narro, en su época de rector, con AMLO, en sus tiempos de activista opositor Cuando Narro llegó a la Secretaría de Salud encontró que durante años no se surtieron medicamentos contra la tuberculosis en estados como Tamaulipas La tuberculosis es un infierno. En mi familia la sufrimos —renal, no pulmonar— durante varios años. La causa fueron medicamentos biológicos, por cierto carísimos, para tratar enfermedades reumáticas.No era tuberculosis a secas, sin apellido, sino tuberculosis multidrogorresistente, que por lo visto es bastante peor.Conocí un mundo complejo. En Monterrey nos apoyó un infectólogo competente, Adrián Camacho, y en la Ciudad de México dos colegas suyos también experimentados, eficientes y aun sabios, Guillermo Ruiz Palacios y Francisco Moreno.La pesadilla se complicaba porque era bastante difícil conseguir las medicinas. Hasta donde entendí, los principales fármacos no están disponibles en el mercado: solo los provee el sector salud para tener un mayor control de la enfermedad, que puede transmitirse persona a persona a través del aire.Recién llegado a la Secretaría de Salud, tuve un encuentro con el doctor José Narro. Hablamos de asuntos periodísticos normales, por así llamarlos. Al final de la charla le conté el problema de mi familia con la tuberculosis. Me dijo dos cosas:(i) que los médicos que nos asesoraban en ese tiempo (Camacho y Moreno) eran bastante buenos, pero que valía la pena que también platicara para ampliar el panorama con un infectólogo a quien el ex rector de la UNAM considera un hombre sabio, Guillermo Ruiz Palacios, con quien posteriormente mi familia y yo nos reunimos en el Instituto Nacional de Nutrición: y sí, en efecto, vi a una persona más que calificada que nos explicó muchas cosas acerca del mal y estuvo de acuerdo con la forma en que los otros especialistas lo combatían en consulta privada reportando en todo momento el tratamiento al sector salud;(ii) que tenía mucha suerte de que mi familia residiera en Monterrey y yo en la Ciudad de México, donde había mayores posibilidades de conseguir medicamentos, porque en otros lugares, como Tamaulipas, en varios años el sector salud no había surtido ninguna medicina para esa enfermedad. Vaya que me lo dijo verdaderamente angustiado el ex secretario de Salud. El desabasto era uno de los mayores retos que el doctor Narro enfrentaba cuando empezó a trabajar en un sistema que, como sabemos, se encuentra en seria crisis desde hace muchos años.José Narro Robles, a quien considero un funcionario público honesto, eficaz y trabajador, hizo más de lo que pudo con lo que tuvo a la mano y en función de la crisis que ya existía y venía de lejos.El ex rector no me dejará mentir.Hoy leo en Reforma que, según datos del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica de la Secretaría de Salud, “lejos de estar erradicada, la tuberculosis en México va en aumento”.En tres años, de 2017 a 2019, el número de casos reportados aumentó de 16 mil 82 a 45 mil 637. Lógico si estados como Tamaulipas, cuando el doctor Narro llegó al gobierno de Peña Nieto, tenían años sin recibir medicamentos.El secretario de Salud actual, Jorge Alcocer, también un médico eminente comprometido con la medicina social, debe tener claro el diagnóstico.El hecho es que el sistema de salud está en crisis por problemas financieros muy complicados, pero también —y sobre todo— por la corrupción que ha predominado en el mismo durante décadas.En la búsqueda de salidas a la crisis todo ayuda, hasta los cuestionamientos de buena fe. Desde luego, resulta fundamental que los medios digan las cosas como son, tal como lo ha hecho Reforma en relación a las estadísticas de la tuberculosis.Lo que estorba, y mucho, y debemos evitar, es la politiquería en columnas periodísticas —a la Loret de Mola, a la De Mauleón—, grilla evidentemente alentada desde quién sabe dónde, pero como dice el presidente “de parte de quién”.Es inmoral presentar casos aislados de problemas de salud —que se dan lo mismo en la práctica privada que en la pública— como “demostraciones” de que todo lo administra mal un gobierno que, la verdad de las cosas, molesta a algunas personas con dinero y poder porque está decidido a cambiar lo que no ha funcionado en gran medida por las raterías de esos tipos hoy tan enojados.
Read More